En todas las culturas de ahora y de siempre ha habido objetos, naturales o creados por el hombre, que atraen la buena suerte y ahuyentan las desgracias. Es lo que llamamos amuletos. Muchos de ellos tan poderosos que pueden reconducir tu vida llevándola al camino de la buena fortuna. En Japón estos amuletos reciben el nombre de engimono.
Los japoneses son bastante supersticiosos por lo que dedican mucho tiempo a hacer ofrendas en los templos y gastan mucho dinero en amuletos. Por ello es fácil encontrar engimono en todas partes. Los hay para llevar colgados en collares, pulseras, bolsos… En la entrada de las casas y comercios puedes encontrar gatos con la pata levantada, muñecos con un solo ojo, mapaches con grandes órganos sexuales o siete dioses en un barco. En los santuarios abundan los colgantes hechos de tela, tablones de madera con deseos escritos, papeles blancos atados a los árboles, etc. Todos son amuletos de la buena suerte.
Engimono más habituales
En Japón hay amuletos de todas clases. Algunos genéricos, para atraer la buena suerte en general como el onamori y otros más específicos. Entre estos últimos destaca el daruma que se usa para alcanzar un objetivo concreto. En los amuletos japoneses también es importante el color que tienen, ya que estos se usan para diferentes cosas.
Así, el dorado, el plateado y el amarillo están relacionados con la economía, atraen la prosperidad a los negocios, el azul se usa para cumplir sueños. Por su parte, el verde atrae la seguridad en el hogar, protege la familia y proporciona suerte en los estudios. El blanco atrae la suerte en general y el negro ahuyenta la mala. Si quieres ahuyentar la mala salud y las enfermedades tu engimono tendrá que ser rojo y si lo que quieres es atraer el amor o proteger a tu pareja tendrás que usar el rosa.
Omamori, el amuleto para todo
Este engimono es muy popular en Japón, casi todos los turistas suelen llevarse uno de recuerdo. Es un colgante de tela que se vende en templos y santuarios. Sirve para evitar accidentes, atraer la buena salud y dar suerte en el amor. También se usa para aprobar exámenes y conseguir ascensos.
Los onamori pueden llevarse encima, en un bolsillo o en un colgante. También en el coche e incluso colgado del móvil. Podrás encontrarlo de muchos colores y diseños variados ya que cada santuario usa una imagen específica.
Omikuji, la suerte que se ata
Los omikuji, pequeños papeles que predicen la fortuna y adivinan el futuro, también se compran en la mayoría de templos y santuarios japoneses. Se conoce entre los occidentales como la lotería divina, dado que recibes tu fortuna al extraer la predicción de manera aleatoria. El omikuji tradicional puede aún encontrarse en muchos templos japoneses.
En estos verás un recipiente de madera con un agujero en la parte superior. Dentro hay unos palillos parecidos a los de comer, con un número. A su lado suele haber unos cajoncitos con esos mismos números y en cada cajoncito una predicción. Se agita el recipiente hasta que sale un palillo y entonces se busca entre los cajones el que tiene ese número. Allí estará la hoja con tu predicción. En otros templos los papeles están doblados en una caja, metes la mano y sacas uno al azar. Incluso puedes encontrar templos con máquinas expendedoras de omikuji. La costumbre es realizar una pequeña ofrenda al templo antes de escoger tu omikuji.
Estos papelitos pueden ser de buena suerte o de mala. Si es buena suerte y te ha gustado, llévatela contigo. Si no, al lado de donde se sitúan las predicciones hay unos árboles donde puedes dejar atada tu mala suerte. Así los dioses se la llevarán y no te perseguirá.
Daruma, consigue lo que deseas
Este engimono de origen budista representa la recompensa a la perseverancia. También recibe el nombre de muñeco de los propósitos ya que ayuda a conseguir lo que uno se proponga. Es amuleto motivador ya que funciona si trabajas para conseguir tu deseo. No vale con comprarlo y esperar a que te llegue la suerte. Los daruma se suelen regalar en los cumpleaños para ofrecerle la oportunidad a alguien de cumplir un propósito. También son muy habituales en Año Nuevo o cuando se empieza un nuevo proyecto. Al daruma solo se le pueden pedir deseos que se puedan conseguir con esfuerzo y dedicación. Por ejemplo, se le puede pedir aprobar unos exámenes o dejar de fumar. No es muy efectivo para peticiones como tener suerte en juegos de azar, por ejemplo.
Cuando tengas tu muñeco daruma, que puedes autoregalarte si quieres, debes pintarle uno de los ojos. Esfuérzate para conseguir tu objetivo y este engimono te ayudará a conseguirlo. El otro ojo tendrás que pintárselo cuando hayas conseguido lo que deseabas. Es una señal de señal de agradecimiento al daruma. Él te recompensará con un sentimiento de satisfacción, de trabajo bien hecho.
Durante los últimos días del año y el comienzo del siguiente, los japoneses devuelven sus daruma al templo para quemarlos en una ceremonia ritual llamada Daruma Kuyo. Así expresan su gratitud por la ayuda prestada. Además, aprovechan la ocasión para comprar un nuevo daruma y trabajar en un nuevo propósito.
Maneki neko, tu gato de la suerte
También conocido como “gato de la buena suerte”, este gato de cerámica o plástico es el engimono más popular de Japón. Seguro que lo habrás visto en tiendas y empresas de tu país porque se ha extendido por todo el mundo occidental. El maneki neko es un gato sentado en sus patas traseras con un cascabel colgado al cuello y con una pata levantada. En la otra pata suele llevar una moneda ovalada que representa la prosperidad.
Depende de la pata que tenga levantada, el maneki neko sirve para un u otro propósito. Si es la pata izquierda, se dice que está invitando a la gente a entrar al local o donde esté colocado. Cuando es la derecha la que levanta, atrae la prosperidad y el dinero. Sin embargo, si tienes un negocio te interesarán las dos cosas, entonces puede que quieras un gato con ambas patas levantadas, aunque son más raros. Aunque originalmente el maneki neko era blanco, hoy en día puedes encontrarlo de todos los colores, dependiendo de lo que quieras que atraiga.
Parece que este gato de la buena suerte tiene su origen en la leyenda del antiguo daimyo (señor feudal) Nakaota. Este estando de expedición, pasó por delante de un viejo templo y vio que en la puerta había un gato que lo saludada con la pata levantada invitándolo a entrar para descansar o rezar. El daimyo entró y en ese momento se desencadenó una fuerte tormenta de la que el daimyo se libró. Ese templo está lleno de estatuas de gatos, se llama Gotokuji y puedes visitarlo en Tokio.
Existen muchos otros amuletos de la suerte japoneses, en otra entrada te hablaré de ellos. ¿Has probado algún engimono? ¿Te ha funcionado?